Publicado por DV & archivado en Burgos, Economí­a, Especulación.

La liberalización de la AP-1 puede convertirse en el hit electoral del 2019.

Y con ello abrirá el debate para el resto de autopistas que esperan ser liberalizadas, la fecha de la liberalización llega en mal momento para los polí­ticos y empresas propietarias de Autopistas.

El “mass media” por excelencia de está región lleva el tema en su portada todos los dí­as, cual martillo pilón, que nos recuerda “289 dí­as para la liberalización de la AP-1″, una cuenta atrás destinada a tocarnos la fibra. Lo que este medio no advierte, y deberí­a, es que quedan 399 dí­as para las próximas elecciones municipales. 100 dí­as de diferencia no son suficientes para maniobrar, no son suficientes para limpiar la frágil memoria del electorado, así­ que la liberalización de esa condenada autopista va a jugar un papel fundamental en las elecciones, el que se apunte el tanto sacará una enorme ventaja en la mezquina carrera por el poder.

Detrás de las autopistas hemos descubierto la amarga verdad que rige la economí­a de salón: “Privaticemos las ganancias y socialicemos las pérdidas”, las autopistas pasan de manos privadas a públicas como si nada sí­ y solo sí­ no son un negocio que genere rentabilidad, pero hay algo, algo que pasa por encima de esa “norma de facto” y es ganar unas elecciones. “289 dí­as para la liberalización de la AP-1″ bien podrí­a ser un eslogan publicitario que enmascara una decisión ya tomada en alguna bambalina polí­tica o bien podrí­a ser una valiente decisión de un grupo de presuntos mercenarios de la pluma a los que aún les queda algo de valentí­a y periódicos por vender aunque sea a costa del sensacionalismo. Sea lo que sea, lo que es seguro es que la liberalización de la AP-1 está apunto de convertirse en un eje de campaña electoral y un tema al que intencionadamente se le va a dar bombo a riesgo de caer en la contradicción de pedir privatizaciones en la sanidad y defender a capa y espada la socialización de las infraestructuras en pro de una buena tajada electoral.

Si viajas entre Burgos y Armiñón sin pagar y no te persigue durante el trayecto un fúnebre sentimiento tal vez no sepas que el número de muertos supera el número de kilómetros de la carretera alternativa a la AP-1 o que un tramo de 70 kilómetros de esta carretera tienen la triste fama de ser el más peligroso de este paí­s, está es la fibra burgalesa, es lo que nos mueve y nos conmueve. Pero los muertos son tan solo un número más de una ecuación polí­tica y económica que tiene muchos más valores y que a muchos les importan más que las vidas de cuatro desgraciados. La AP-1 es puerta de entrada y salida de mucho tráfico pesado, estrangeros y es un boyante negocio, si la AP-1 cae es probable que detrás caiga la AP-7, la AP-2… y grandes titanes de nuestra economí­a como Abertis tiemblen. Si la AP-1 se liberaliza esto hará que el paso por la Junquera pierda popularidad, algunos calculan un incremento del 40% del tráfico si la AP-1 fuese liberalizada y el resto no, además generarí­a un sobre coste importante para las arcas públicas ya que una carretera tan transitada y en su mayorí­a por camiones tiene mucho más gasto de mantenimiento.

Parece poco probable que la decisión que se tome para la AP-1 sea distinta para la AP-7 o la AP-2. Puede que en Burgos se marque el camino del resto de autopistas y que un claro factor sorpresa será como reaccione la sociedad Burgalesa.

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