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Francia está aquí mismo, pasando Irún. Demasiadas cosas en común, exiliados, compañeros, familiares y también el Frente Popular o lo que ellos hoy han llamado Nouveau Front populaire. ¿Huele a 1936?.

El más que probable suicidio político de Emmanuel Macron tiene dos actores esenciales. Los neofascistas de Agrupación Nacional (RN) y el bloque de la izquierda que en tiempo record se ha unido conformando el Nuevo Frente Popular (NFP), precisamente lo que Macron esperaba evitar. En las últimas elecciones europeas en Francia la extrema derecha arrasó. Hay muchas posibilidades de que en la última vuelta terminen compitiendo RN y NFP por la presidencia de una república francesa a la que se le empiezan a rasgar las vestiduras.

Lejos de hacer una crónica más del tsunami político que ha desatado Macron, las alianzas, los desencuentros y los líos de faldas de la política de salón gala hay una cosa que llama mucho la atención. La abstención y la desafección política en Francia es muy grande. En los jóvenes la abstención es del 64%. Desde la izquierda hay quien dice que se necesita despertar al electorado puesto que la derecha no parece tener problemas de desafección.

La cuestión sumamente controvertida se da en organizaciones como Attac que han salido de su posición apolítica para apoyar con acciones y pedir el voto para el NFP. Puede que a muchos no sorprenda la posición de Attac, siempre han tenido posiciones controvertidas a este respecto, pero cuando a ellos se les han sumado otras organizaciones como Extinction Rebellion, aquí conocida también como Extinción o Rebelión, o la mismísima Union Communiste Libertaire, la cosa empieza a ser sorprendente. Los movimientos políticos han calado hondo en prácticamente todo el espectro político no sólo entre los que ansían representarnos en un parlamento liberal. Union Communiste Libertaire defiende así su posición:

VOTAR SIN ILUSIONES NI ESCRÚPULOS

Antes que un gobierno de extrema derecha, preferimos enfrentarnos a un gobierno de izquierda. No esperamos ningún avance social de todo esto. Votar al Frente Popular es una elección estratégica, se trata de coger aire. Cualquiera que sea el gobierno que surja de las urnas, el movimiento social tendrá que luchar para promover sus propias demandas. ¡Frente popular contra la reacción, revolución social contra el capital!

Extracto de una de sus publicaciones

Toda esta situación se parece mucho a la del 36, un anarquismo y movimiento autónomo consternado que elige el mal menor y arriba al voto entre sus filas. Otra época de contradicciones o de difíciles decisiones, según quién mire. Y esto despierta un gran y perpetuo debate en el anarquismo, ¿deberían votar los anarquistas?. ¿Qué pensaría Malatesta? ¿O qué estará pensando Chomsky ahora que ha vuelto del hospital?.


Este artículo no pretende hacer apología del voto en los parlamentos liberales ni defender unas posiciones frente a otras.

2 Comentarios para “Y llegó el Frente Popular”

  1. Malacabeza

    Gran y perpetuo debate? Huele a 36? Ni de lejos hombre, comparar el momento actual con el 36 es no conocer la historia de la que se dice hablar. Para empezar no tenemos 30000 presos que pueden condicionar esa visión estratégica y puntual.

    El debate de votar o no votar creo que dentro del anarquismo esta ya más que superado, la representatividad a los anarquistas no nos vale, reforzar el estado y sus estructuras no nos vale, participar del juego democrático y burgués. Sigue sin
    valer.
    Otra cosa es que la izquierda del capital, la que participa del estado y sus estructuras venga a dar la matraka en periodo electoral y la ausencia de referentes o el pasado malentendido abra la puerta a discursos ambiguos, tendenciosos, malintencionados, cuñadismos.
    Entender que el que gobierne la izquierda del capital es el mal menor, es una visión demasiado pequeño burguesa como para ser tenida en cuenta en círculos de pensamiento revolucionarios.

    No hay tiempo para perderse en debates inertes, podríamos hacernos pajas mentales sobre el voto. Pero el debate necesario a día de hoy no interpela a la individualidad como lo hace el voto. Interpela al colectivo o comunidad y es ahí donde hay que encontrarse y seguir haciendo. Desde nuestros cómodos salones de casa nada vamos a cambiar.

    Cuando aspiras a cambiar el mundo y poner en valor la palabra anarquía, cuando se está dispuesto a arriesgar el estatus quo, te das cuenta de que votar no sirve. Y si sirve para nada más que para lavar la conciencia de aquellos que día a día dejan su destino en manos del capitalismo y el estado, y le confían su supervivencia y desarrollo.

    Hacer apología del voto, es tener el síndrome de Estocolmo y no darse cuenta.

  2. Antonio

    No veo yo que el escrito inicial hiciese apología del voto. Pero por lo demás, claro que estoy de acuerdo con que el voto no vale para nada, no es más que una pantomima para camuflar el dominio del estado y el dinero. Los problemas no son individuales, sino sociales, comunes. Por eso, la destrucción de los problemas tendrá que venir de lo común, no de un voto individual. Se vota como se compra: como una marioneta, haciendo el gilipollas.

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