Publicado por DV & archivado en Especulación.

LadrilloPoco a poco nos vamos acercando al cadáver inmobiliario que, aunque olí­a desde hace tiempo, muchos no lo veí­an. Cito textualmente de un artí­culo de Marc Vidal:
…son FCC que se les han caí­do las preventas un 25% a cierre de agosto y Metrovacesa un 47,3% entre enero y junio. Por su parte, Colonial vio como sus preventas disminuyeron un 31,1%…“
Preparar los bolsillos porque los pobres, una vez más, vamos a tener pagar las perdidas de esta chusma financiera que gobierna el paí­s sobre bastidores. ¿Cuanto tardara en darse cuenta la gente de nuestra ciudad? Mientras polí­ticos y constructores se afanan en tapar la mierda, unos de cara a las elecciones y otros de cara a las ventas, nosotros dormimos a pierna suelta ignorantes, gracias a la tele, de la que se esta montando.

Y me ha parecido oportuno recordar las 7 fases de una burbuja financiera que planteo Hyman Minsky de una forma simple y clara, para que los no duchos en economí­a capitalista lo entendiésemos:
Fase 1 – Planteamiento: Toda crisis financiera comienza con una perturbación. Puede ser el invento de una nueva tecnologí­a, como internet. Puede ser un cambio en la polí­tica económica. Por ejemplo, los tipos de interés podrí­an reducirse inesperadamente. Sea lo que sea, las cosas cambian para un sector de la economí­a. La gente ve a ese sector de otra manera.

Fase 2 – Los precios comienzan a subir: Enseguida, los precios en el sector empiezan a subir. Inicialmente, ese incremento casi no es percibido. Muchas veces, estos precios más altos reflejan una mejora en los indicadores económicos. Según los precios van aumentando más, la gente empieza a notarlo.

Fase 3 – Crédito fácil: El aumento de precios no es suficiente para una burbuja. Toda crisis financiera necesita combustible para el cohete, y sólo hay una cosa que este cohete quema: crédito barato. Sin él, no puede haber especulación. Sin él, las consecuencias del planteamiento se desvanecen y el sector vuelve a la normalidad. Cuando una burbuja empieza, el mercado es invadido por agentes externos. Sin crédito barato, los agentes externos no pueden entrar.

Fase 4 – Recalentamiento del mercado: Según el efecto del crédito fácil se va notando, el mercado comienza a recalentarse. El recalentamiento estimula los volúmenes y aparecen las escaseces. Los precios comienzan a acelerarse, y se recogen beneficios fáciles. Más agentes externos son atraí­dos y los precios se desbocan. Las subidas de precios atraen a los bobos, los codiciosos y los desesperados por meterse en el mercado. Así­ como un fuego necesita más combustible, la burbuja necesita más forasteros.

Fase 5 – Euforia: La burbuja entra ahora en su fase más trágica. Saldrán algunas voces prudentes y dirán que la burbuja no puede seguir más. Pondrán argumentos convincentes basados en indicadores económicos a largo plazo y simple lógica económica. Sin embargo, estos argumentos se evaporan en el calor del hecho inapelable: los precios aún están subiendo. Los prudentes son acallados por charlatanes, que justifican la locura de precios con el argumento eufórico de que ahora el mundo es diferente y que este mundo significa precios más altos.

Fase 6 – Los expertos recogen beneficios: Todo el mundo quiere creer en un futuro mejor, y la burbuja se aprovecha de eso. Una burbuja necesita que todos crean en un futuro mejor, y mientras esta euforia continúa, la burbuja se mantiene. Sin embargo, al tiempo que la locura se apodera de los forasteros, los expertos recuerdan el viejo mundo. Pierden su fe y comienzan a asustarse. Conocen su mercado, y saben que todo ha ido demasiado lejos. Los expertos comienzan a vender. Tí­picamente, los expertos intentan escurrirse sin ser percibidos, y a veces lo consiguen. Otras veces, los forasteros los ven mientras intentan largarse. En cualquier caso, sean detectados o no, el hecho de que esos expertos vendan es ya el principio del fin.

Fase 7 – El estallido: A veces, la marcha de los expertos infecta a los forasteros. Otras veces, es el fin del crédito fácil o alguna serie de noticias inesperadas. Pero sea lo que sea, la euforia es reemplazada por el miedo. El edificio se quema y todo el mundo corre hacia la puerta. Los forasteros comienzan a vender, pero no hay compradores. Llega el pánico. Los precios se desploman, el crédito se corta, y las pérdidas comienzan a acumularse.

Un Comentario para “Ya no pintan ladrillos, pintan bastos”

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